#walcotips Los elementos a revisar más comunes
son: cocina, calefacción, calentador de agua, horno y luminarias.
Todos estos aparatos, aunque presentan
características muy diferentes en cuanto a uso, diseño y rendimiento, en lo que
respecta a la combustión del gas funcionan de manera similar, por lo que las
recomendaciones siguientes son válidas para todos ellos.
Los aparatos a gas deben revisarse en
cuatro aspectos fundamentales:
- Estado de los quemadores. Cada aparato a gas dispone de
un quemador con forma y diseño totalmente adaptado a sus propios requisitos.
Aun así, todos los quemadores deben encontrarse en un óptimo estado de
conservación y limpieza, y libres de pequeños objetos que obstaculicen la
conducción del gas o la mezcla con el oxígeno. Cuando el quemador se encuentra
visiblemente deteriorado o <<quemado>> por el uso, debe sustituirse
por uno nuevo.
También deben sustituirse las juntas
que algunos aparatos incorporan entre el quemador y el cuerpo del aparato
cuando se encuentran deterioradas o simplemente ya no existen (por ejemplo,
algunas cocinas lo incorporan para evitar transmisión del calor del quemador al
cuerpo del aparato).
Recomendamos siempre consultar el manual que
acompaña cada aparato para conocer las posibilidades de acceder con facilidad a
los quemadores y las instrucciones para su limpieza. Debemos aclarar que los
quemadores no han de cambiarse cada temporada. Por ejemplo los quemadores de
las cocinas pueden aguantar hasta cinco o mas años; los de los frigoríficos,
dos o tres años; los de los calentadores, cinco o más años y los de las calefacciones,
en principio aguantan de por vida.
- Cómo se realiza la combustión. La
regla de oro para conocer si la combustión en un aparato se realizar
correctamente consiste en encenderlo y observar la llama. La combustión es
incorrecta y por tanto peligrosa cuando:
1) la llama es amarillenta y/o
2) cuando la llama produce mal olor.
Estos son indicios de una combustión incompleta que posiblemente esté liberando
el venenoso monóxido de carbono (C0). Tengamos siempre presente que el monóxido
de carbono es una sustancia letal, no posee olor propio (lo que la hace difícil
de detectar en ocasiones) y actúa silenciosamente, sin dar tiempo a las
personas a reaccionar.
Una combustión correcta se realiza
cuando la llama es de color predominantemente azul, está bien formada, está
pegada junto al propio quemador (sin hueco entre ambos) y produce un suave
ruido silbeante.
Si la llama aun siendo azulada
chisporrotea, no presenta una forma regular o se producen golpes de llama
incluso sonoros, las causas podemos buscarlas en los quemadores (suciedad,
pequeños objetos atrapados, etc.).
- Ventilación. Todos los aparatos,
durante la combustión, toma oxígeno del aire y posteriormente expulsan dióxido
de carbono (CO2) mucho menos tóxico que el monóxido de carbono CO) y vapor de
agua (por ello se produce condensación al hacer funcionar la cocina.
Por ello la mayor parte de los
aparatos a gas están instalados en el habitáculo de tal forma que toman el
oxígeno del exterior (mediante una conducción al suelo o pared) y expulsan los
gases al exterior (generalmente por chimeneas al techo). De esta forma, el
habitáculo no sufre cambios en el aire durante la combustión.
Pues bien, estas conducciones deben
revisarse visualmente para comprobar que cumplen su función adecuadamente; es
decir, no presentan desperfectos, roturas o grietas. Un caso excepcional lo
constituye la cocina, que toma el oxigeno del interior y expulsa el C02
igualmente al interior.
Por ello su uso está siempre
condicionado a una ventilación externa, como por ejemplo las claraboyas de
techo, que deben siempre permanecer abiertas o semiabiertas para su uso.
- Funcionamiento del termopar o
termo-couple. Este pequeño dispositivo es un seguro a todo riesgo contra
escapes de gas procedentes del propio quemador (típicamente cuando un golpe de
viento apaga la llama del aparato y el gas continúa saliendo al interior del
vehículo).
Debemos asegurarnos que todos los
termopar funcionan correctamente, y de lo contrario sustituirlos inmediatamente
(se venden separados como repuestos). Su control es sencillo: basta con
encender el aparato y apagar la llama soplando u de otra manera similar. Después de unos segundos se observará
(por el olor y el leve silbido que produce) si el gas continua saliendo o bien
el termopar ha detenido su paso.
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